Saturday, July 3, 2010

Manifiesto

¡LA DEPILACIÓN COMO UNA OPCIÓN Y NO COMO UNA OBLIGACIÓN! (O la velleza de los bellos, como dice mi amigo Erik)


La práctica de la depilación femenina es una de las más habituales y hasta triviales de nuestra sociedad. Sin embargo, esto no fue así hasta hace menos de un siglo. Además, para algunas de nosotras, este acto no es en lo más mínimo trivial sino todo lo contrario, pues puede llegar a representar una molestia no sólo física, sino también psicológica, aunque "necesaria", siendo la razón principal para hacerlo el encajar dentro del criterio estético de belleza que se nos da a conocer, por no decir, imponer.



La depilación (de las piernas, axilas, pubis y vello indeseado en general) ha sido una práctica presente desde las antiguas culturas como la egipcia, y este dato es utilizado en las "historias de la depilación" hechas por las marcas de aparatos depilatorios (ver en cualquier página cibernética de artículos para depilar) para hacer creer que las piernas femeninas suaves y tersas y mujeres sin vello en general siempre han sido consideradas como más bellas que las velludas. Como prueba de esto se suele aludir también a las esculturas griegas y a la pintura occidental, ya que puede verse cómo las mujeres aparecen representadas sin ningún vello en las piernas, ni en las axilas, ni en el pubis (siendo uno de los ejemplos más notorios "El nacimiento de Venus" de Boticelli).



Lo cierto es que dicho criterio de belleza no es generalizable a toda la historia de la cultura y ahí donde el criterio es válido habría que preguntarse por qué lo es. Recordemos tan sólo que en el siglo XIX, las mujeres blancas no se depilaban pues tener las piernas lampiñas era signo de ascendencia negra (nada aceptado en esa época); y en la cultura de los sikhs (religión nacida en el noroeste de la India en el siglo XVI) cortarse el pelo o alterarse cualquier parte del cuerpo es mancillar la perfecta obra divina que es.

La práctica de la depilación está tan arraigada en nuestra cultura que casi podría decirse que tiene el status de "rito de pasage" de niña a mujer; el no hacerlo es como un atentado a las normas sociales. La mujer que no lo hace es rechazada, mal mirada, burlada, denigrada y hasta tachada de cochina. Y es que más del 90% de las mujeres de América (Desde Canada hasta Argentina) y Europa la practican. La razón principal: lucir bellas; posteriormente se convierte en una razón de higiene y los estudios indican que con el tiempo, y al mirar atrás, uno percibe que la razón real fue por presión social; es entonces cuando dicho hábito se convierte en obligación: simplemente ya no puedes dejar de hacerlo aunque quisieras.



Lo interesante es que cuando uno comienza a analizar las razones, se encuentran muchas sorpresas. Por ejemplo, la razón de lucir bellas está obviamente en función de los hombres. Cuando uno investiga cómo comenzó a difundirse esta idea siendo que antes de los años veinte no se tenía, uno encuentra con que fue gracias a una campaña mercadotécnica que comenzó con la foto de una modelo aparecida en la revista estadounidense Harper Bazaar en 1915 mostrando por primera vez los hombros desnudos y sin vello en las axilas de una mujer. Poco después, la compañía Wilkinson Sword, que hacía rasuradoras para hombres, diseñó una campaña para convencer a las mujeres de que no rasurarse las axilas era antihigiénico y antifemenino. La práctica de depilarse las piernas se hizo común con la moda de las medias pues, cuando escasearon por la Guerra, las mujeres se quitaban los vellos de las piernas para que se vieran como cuando tenían medias. Después se siguió haciendo por comodidad. Así fue como el gran negocio de las depiladoras y rasuradoras comenzaron a hacer su agosto: con un GRAN MITO sobre la belleza femenina.



Si continuamos analizando la situación vemos que lo que se encuentra en el fondo del mensaje es que el cuerpo femenino no es aceptable tal como es, sino que hay que alterarlo para que puede entonces ser bello. El cuerpo femenino desarrolla, como parte de su crecimiento natural, vellos en las piernas, pubis y axilas. El ideal de belleza impuesto por este criterio es el de perpetuar un cuerpo femenino infantil, rechazando, inconscientemente, la belleza del cambio natural a un cuerpo femenino maduro al que continuamente crecen vellos. (Dígan si no, años de depilarnos y rasurarnos y esos tercos vellos siguen y siguen saliendo, y lo que es peor, más gruesos, más abundantes y más desordenados.) Así pues, el criterio de belleza que vivimos está fundado en un mito mercadotécnico que niega la belleza del cuerpo femenino maduro tal como es. Y que, además, miente al hacer creer que es más higiénico. Para el que no lo sepa, el mal olor del sudor depende de la alimentación, del estado de ánimo, del funcionamiento de las hormonos y del sistema glandular; nada tiene que ver con los vellos en la axila. Si fuera una cuestión de higiene, los hombres también tendrían que rasurarse.



En fin, todo esto ha sido para llegar al punto que me interesa sostener. No hay razón para hacer de la depilación algo obligatorio más que una norma social absurda y manipuladora. Las mujeres somos bellas tengamos vellos o no. Las que se quieran depilar que lo hagan y las que no que no lo hagan. No tienen por qué ser juzgadas ni de feas, ni de cochinas, ni de nada. Ya va siendo hora de que aceptemos diferentes criterios estéticos, de que ampliemos nuestra visión del mundo, de que dejemos al ser humano ser libre, verdaderamente libre.